Transcurrido casi dos meses del 32º aniversario del fallecimiento de Bernardo Verbitsky, es nuestra intención rendir un breve homenaje a quien fue uno de los mayores escritores de su generación.
Académico de Número de nuestra Academia Porteña del Lunfardo, ocupando el sillón “Carlos Mauricio Pacheco”, este notable periodista, poeta, cuentista, novelista y ensayista, nos dejó obras que constituyen verdaderos testimonios de nuestra vida cotidiana, como sus novelas: “Es difícil empezar a vivir”, “ “En esos años”, “ La esquina” , “Villa miseria también es América”, “Etiquetas a los hombres”, “Hermana y sombra”, solo por mencionar algunos títulos de su vasta labor.
Ha ocurrido con él, quizás en razón de la naturaleza testimonial de sus obras, el olvido de cierta crítica que desconoce o menosprecia el principio literario que, según palabras del propio Verbitsky“…solo se crea a partir de la realidad…sin desconocer que a la realidad no se la puede copiar…solo interpretar a través de la comprensión y la sensibilidad.
Solo me circunscribiré a su respuesta a preguntas que siguen conmoviendo a gente que escribe o decide escribir: ¿Para qué se escribe? ¿Para quién escribo mis poesías?
En su novela “Un noviazgo” ocurre un soberbio contrapunto entre el protagonista: Quiroz, poeta y periodista y su amigo Gustavo “un poeta aristocratizante” al decir de aquél, sobre el tema que nos preocupa.
Dice Quiroz que su poesía debe ser “lo suficientemente clara como para entenderme a mí mismo…en mis propias poesías he de oir una respuesta…en ese aprendizaje sobre mí mismo, también me comunico con los demás.”
Su amigo Gustavo le replica que eso es “un disparate…. la poesía no puede ser clara… por naturaleza es un misterio… Tampoco puede o debe explicar nada… (ya) que no glosa una realidad anterior, debe crear otra realidad… se parece al mundo en el primer día de la creación… se corresponde al caos que nos rodea. Yo no puedo componer una poesía clara si el mundo es oscuro. Un mundo oscuro crea una poesía que resulta un enigma sin solución… Frente a mi angustia de vivir y a mi propio desconcierto solo me queda como refugio, la soledad. ¿Por qué no nombrarla en voz alta si figura en mis poemas y en mis insomnios?”
En desacuerdo responde Quiroz, “ alter ego” de Verbitsky “El poeta no debe añadir caos al caos… no creo en la angustia de vivir… no es mas que una pose… me sumo al bando de la vulgaridad … creo profundamente en la alegría… (Aunque sé sobre) la angustia de mi madre frente a la miseria que le impedía alimentar a sus hijos como es debido… no creo en la angustia de haber nacido, creo en la angustia de ver malograda la propia vida y la de los demás… tampoco puedo creer en la soledad como único refugio…Nuestro destino no es la soledad…no es un ideal para el poeta ni para el hombre. Lo que se hace en soledad es siempre lo mismo: masturbación… (en cambio) conjugar mi soledad con la soledad de otros (es) una forma primaria de comunicación con los demás.”
Bernardo Verbitsky asume en este diálogo sobre la función de la poesía, la máxima de A. Schoenberg en el prólogo a su “Tratado de la armonía”: “Nuestra preocupación debe ser meditar continuamente sobre el misterioso origen de la actividad artística”.
Creo entender que también expone su postura personal, ajustándose a la máxima de Ruben Darío: “Yo no soy un poeta para muchedumbres. Pero sé que indefectiblemente tengo que ir a ellas”
Falleció el 15 de marzo de 1979. Nuestro respeto y agradecimiento.
José Judkovski
¿En qué obra puede separarse al hombre de su medio, contra el que lucha, triunfa, sucumbe, o en el que simplemente vegeta? Se preguntaba Bernardo Verbitsky. Escribió 14 novelas, más de 20 cuentos y sin embargo..., gracias Judkovski por el recuerdo y a Andrés por la edición, Carlos Arturo Trinelli
ResponderEliminarLa virtud de José Judkovski es que nos trae a personajes que se recuerdan en los pequeños círculos que rememoran a autores rioplatenses que las nuevas generaciones no conocen o conocen como"los 'gordos' de navidad de la Lotería Nacional.
ResponderEliminarGracias, amigo José por estas notas tan excelentes.
José rescata a escritores que son parte de la literatura y la historia y la contribución de escritores argentinos de origen judío que vincularon el origen, las vivencias y sus talentos para una madura reflexión. ¡Gran contribución de Académico de numero de la Academia Porteña del Lunfardo.
ResponderEliminarGracias, José, excelente como todo lo tuyo...
Agradezco a José Judkovski y a la revista por no permitir que el olvido voluntario de algunos y el desconocimientos de muchos continúen con la nefasta tarea de "desaparecedores". En este caso,los desaparecidos son los escritores, los poetas,los hombres del pensamiento que fueron dando identidad a quienes habitamos este país.
ResponderEliminarNo olvidemos que nadie desaparece o se lo menosprecia por un antojo sino por sus ideas, por su forma de ubicarse en el mundo. Los desaparecidos de los anaqueles de las librerías y bibliotecas, y los desaparecidos de carne y hueso llevan la marca del mismo enterrador.
Cristina