viernes, 1 de abril de 2011

MALVINAS . EL CALVARIO


MALVINAS . EL CALVARIO: 2 de abril de 1982


Una generación militar degenerada, putrefacta, criminal. Un milico presidente y borracho, Gualtieri. Una deshonra histórica, cobardes insípidos que no saben ni quieren combatir envían a la muerte a los conscriptos que no tienen ninguna preparación de combate y son utilizados como cobayos por los académicos de la guerra , inútil bazofia humana. Las imágenes de nuestros soldaditos perdidos en por el hambre, el frío, el miedo y la zozobra, los muertos sembrados en el hielo... nos persiguen. Y seguimos pensando: no se cumplió el veredicto de fusilar a esas heces del terrorismo de estado (1973/1983). La investigación llevada a cabo por el Teniente General Rattembach demostró la total culpabilidad de la junta militar y solicitó el fusilamiento de los culpables. Nunca se publicaron los textos de la investigación y las conclusiones. Hasta hoy... (A.A.)


“El miedo: el miedo no es igual. El miedo cambia. Hay miedos y miedos. Una cosa es el miedo a algo -a una patrulla que te puede cruzar, a una bala perdida-, y otra distinta es el miedo de siempre, que está ahí, atrás de todo. Vas con ese miedo, natural, constante, repechando la cuesta, medio ahogado, sin aire, cargado de bidones y de bolsas y se aparece una patrulla, y encima del miedo que traés aparece otro miedo, un miedo fuerte pero chico, como un clavito que te entró en el medio de la lastimadura. Hay dos miedos: el miedo a algo, y el miedo al miedo, ese que siempre llevás y que nunca vas a poder sacarte desde el momento en que empezó.
Despertarse con miedo y pensar que después vas a tener más miedo, es miedo doble: uno carga su miedo y espera que venga el otro, el del momento, para darse el gusto de sentir un alivio cuando ese mido chico -a un bombardeo, a una patrulla- pase, porque esos siempre pasan, y el otro miedo, no, nunca pasa, se queda.
-¿Y ahora? -guié.
-Tampoco, ya no, tampoco -dijo y me miró-. ¿Entendés?
-Sí, respondí convencido.
-No. ¡No me entendés! Seguro que a vos alguna vez habrían estado a punto de boletearte, fuiste preso, tuviste dolores en una muela, o se te murió tu viejo. Entonces, vos, por eso, te pensás que sabés. Pero vos no sabés. Vos no sabés”...

    "Se asomó al almacén. La poca luz de la estufa no permitía ver. Buscó la linterna. Pipo, desvestido, abrazaba una bolsa de papas, donde guardaban papas y cebollas argentinas. Volvió a gritarle:

       - ¡Pipo! ¡Carajo! ¡Despertate!

      Pipo no respondió. El bajó por el pasadero para despertarlo. En el almacén lo sacudió y Pipo se soltó de la bolsa y cayó de cabeza al suelo, con su pecho desnudo de siempre. Tras él se derrumbó la bolsa y salieron rodando cuatro papas, dos cebollas, y -algo inexplicable-, una naranja fresca y recién pelada. Pipo también estaba muerto. Desde abajo llamó:

       -¡Turco! ¡Viterbo!- ¿Donde estarían?

      Volvió al tobogán, pasó a la chimenea de los británicos.

       La radio funcionaba captando a un mismo tiempo transmisiones militares inglesas y argentinas (...) Los dos británicos estaban tirados en el piso de atrás de ellos Manuel seguía envuelto en su bolsita de dormir color rosa. Pateó a un inglés que tenía la pierna flexionada, la pierna se estiró y la bota del paracaidista fue a dar contra la espalda de su compañero. Los dos muertos.

       Corrió a la chimenea principal. Todos los pichis parecían dormidos. Los recorrió con la linterna. ¿Estaban todos muertos? Sí: todos muertos. Los contó, tal vez alguno estaba afuera y se había salvado. Volvió a contarlos, veintitrés, más él, veinticuatro: todos los pichis de esa época estaban ahí abajo y él debía ser el único vivo. Sintió mareo y reconoció el olor del aire, olor a pichi, olor a vaho del socavón y olor fuerte a ceniza. Era la estufa , el tiro de la estufa con su gas, que los había matado a todos y si no se apuraba lo mataría también a él. 

       (...) Quiso salir despacio, para no respirar más aquel aire que había matado a todos. Después, afuera, lo entendió: los cables de las antenas de los británicos habían ayudado a la nieve a tapar el tiraje de la estufa: la ceniza se había acumulado abajo por desidia de Pipo -también en eso se les veía venir el fin-, había hecho gas, el gas que no pudo subir los había envenenado a todos."    "Se asomó al almacén. La poca luz de la estufa no permitía ver. Buscó la linterna. Pipo, desvestido, abrazaba una bolsa de papas, donde guardaban papas y cebollas argentinas. Volvió a gritarle:

       - ¡Pipo! ¡Carajo! ¡Despertate!

      Pipo no respondió. El bajó por el pasadero para despertarlo. En el almacén lo sacudió y Pipo se soltó de la bolsa y cayó de cabeza al suelo, con su pecho desnudo de siempre. Tras él se derrumbó la bolsa y salieron rodando cuatro papas, dos cebollas, y -algo inexplicable-, una naranja fresca y recién pelada. Pipo también estaba muerto. Desde abajo llamó:

       -¡Turco! ¡Viterbo!- ¿Donde estarían?

      Volvió al tobogán, pasó a la chimenea de los británicos.

       La radio funcionaba captando a un mismo tiempo transmisiones militares inglesas y argentinas (...) Los dos británicos estaban tirados en el piso de atrás de ellos Manuel seguía envuelto en su bolsita de dormir color rosa. Pateó a un inglés que tenía la pierna flexionada, la pierna se estiró y la bota del paracaidista fue a dar contra la espalda de su compañero. Los dos muertos.

       Corrió a la chimenea principal. Todos los pichis parecían dormidos. Los recorrió con la linterna. ¿Estaban todos muertos? Sí: todos muertos. Los contó, tal vez alguno estaba afuera y se había salvado. Volvió a contarlos, veintitrés, más él, veinticuatro: todos los pichis de esa época estaban ahí abajo y él debía ser el único vivo. Sintió mareo y reconoció el olor del aire, olor a pichi, olor a vaho del socavón y olor fuerte a ceniza. Era la estufa , el tiro de la estufa con su gas, que los había matado a todos y si no se apuraba lo mataría también a él. 

       (...) Quiso salir despacio, para no respirar más aquel aire que había matado a todos. Después, afuera, lo entendió: los cables de las antenas de los británicos habían ayudado a la nieve a tapar el tiraje de la estufa: la ceniza se había acumulado abajo por desidia de Pipo -también en eso se les veía venir el fin-, había hecho gas, el gas que no pudo subir los había envenenado a todos."

Estos párrafos son fragmentos de 'Los pichiciegos', de Fogwil

5 comentarios:

  1. Los " pichis" son unos sobrevivientes de ficción, sin identidad , sin valores, con el sólo imperativo de la supervivencia. Fogwill nos da oportunidad con su literatura a mostrar las miserias de la guerra.
    El fragmento elegido con las chimeneas tapadas, estufas que emiten gas, densidad de los cuerpos... nos lleva a la realidad material de la guerra, al desconcierto de los soldados enviados.
    Muy buena elección del texto para la memoria.
    MARITA RAGOZZA

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  2. La industria de la guerra desnuda lo peor de la condición humana, Fogwill escribió los Pichiciegos de un tirón en varios días a pura cocaína ¿será ésta la manera de encarar tamaño tema? Nunca voy a olvidar el absurdo exilio interno que sufrí en esos momentos aciagos, en contra de todo el triunfalismo absurdo que me rodeaba, un mal sueño como broche de todo lo vivido hasta el momento. Dalmiro Flores murió en la Plaza de Mayo dos días antes. La dictadura no supo que inventar para alimentar a la señora Muerte, Carlos Arturo Trinelli

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  3. Ex combatientes de distintas ciudades de Argentina conmemorarán hoy un nuevo aniversario de la guerra de Malvinas, al cumplirse 29 años del inicio del conflicto bélico que Argentina libró con Gran Bretaña del 2 de abril al 14 de junio de 1982. Con distintos actos, algunos de ellos oficiales, los ex combatientes recodarán una fecha que los marcó a fuego en sus vidas, cuando fueron reclutados para batallar contra una de las principales potencias militares del planeta en un litigio que se cobró la vida de 649 argentinos. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner, volverá a encabezar el homenaje del Gobierno nacional a quienes fallecieron en el conflicto bélico en 1982, en la jornada de hoy en Río Gallegos, provincia de Santa Cruz.-Recorte de LA REPUBLICA de Montevideo.
    En lugar de reiterar un comentario personal, reproducir fragmentos de Los Pichiciegos me pareció un acto de doble justicia: para los soldaditos y para Fogwill,
    Andrés

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  4. EN REALIDAD TODOS DICEN QUE SE CONMEMORA LA GUERRA Y EL 2 DE ABRIL ES EL DIA DEL VETERANO Y LOS SOLDADOS CAIDOS EN MALVINAS. LO DIGO PORQUE TAL VEZ PARA ELLOS NO SEA LO MISMO.
    REPRODUCIR FRAGMENTOS DE LOS PICHICIEGOS FUE UN ACIERTO, LO QUE SI ANDRES, LO MISMO AUNQUE SU INTENCION FUE NO REITERAR UN COMENTARIO PERSONAL, SÍ QUE SE DESPACHO CON TODO EH?
    LO DIGO CON LA MEJOR, TAL VEZ PARA SONREIRME UN POCO, ME ESTÁ HACIENDO FALTA ALGO DE ALEGRIA

    EDGAR BUSTOS

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  5. La palabra GUERRA siempre me pareció mala palabra y trae aparejada en su sola pronunciación un profundo y sostenido dolor. A todos los casi niños/hombres que perdieron su vida por recuperar parte de un territorio propio, en manos de invasores, solo por la locura de quienes insensibles, manejan los destinos de los demás como posesos. A quienes defendieron ese territorio con fuerza, valor, aún con miedo, dolores, desesperanza, expectativas, hambre, frío, todo mi respeto.
    Los argentinos podemos vivir sin Las Malvinas, ellas están allí, y no están, pero ni una sola vida más, justifica el intento. marta comelli

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