WILLIAM SEWARD BURROUGHS
Escritor estadounidense y artista experimental. Nació en Saint Louis (Missouri), y terminó sus estudios en la Universidad de Harvard en 1936. Durante un breve periodo estudió medicina en Viena y antropología de nuevo en Harvard. Burroughs desempeñó diversos oficios y pasó un tiempo en el Ejército antes de establecerse en Nueva York, en 1943. En 1944 conoció a Allen Ginsberg y Jack Kerouac, con quienes colaboró en la fundación del movimiento literario conocido como Beat generation. En esta misma ciudad conoció a Joan Vollmer Adams, con quien contrajo matrimonio civil. Las amistades de Burroughs, su adicción a las drogas y la muerte accidental de su mujer en 1951 configuraron sus primeros escritos literarios. En 1949 abandonó su país y llevó una vida de artista exiliado en México, Tánger, París y Londres. Regresó a Nueva York en 1974 y en 1981 se estableció en Lawrence (Kansas). La experimentación literaria está presente en todas las novelas de Burroughs, donde la fuerza visionaria se combina con la sátira social y el uso del montaje, el collage y la improvisación.
En silencio, paso a paso, William S. Burroughs se hizo cada vez más sólido, más independiente y solitario, más felino. Esta metamorfosis interna lo llevó a escribir, rebuscando entre sus propios textos muchos de ellos estrictamente personales, una explicación al proceso. El resultado fue el libro The cat inside, cuyo registro se remonta a 1986. Hoy el volumen puede leerse en castellano con el título de El gato por dentro, bajo el sello de Diana, traducido por José Férez Kuri.
Soy el gato que camina solo. Y para mí todos los supermercados son lo mismo. El gato no ofrece servicios. El gato se ofrece a sí mismo. Por supuesto que quiere cuidado y refugio. No se compra al amor por nada. Como todas las criaturas puras, los gatos son prácticos.
El gato blanco simboliza la luna plateada metiéndose en los rincones y limpiando el cielo para el día que viene. El gato blanco es ''el que limpia" o ''el animal que se limpia", descrito por la frase sánscritaMargaras, que quiere decir ''el cazador que sigue la pista; el investigador; el sin huella". El gato blanco es el cazador y el que mata, su ruta iluminada por la luna plateada. En total oscuridad, lugares y seres escondidos se revelan en esa luz suave e inexorable. No puedes sacudirte tu gato blanco porque tu gato blanco eres tú. No te puedes ocultar de tu gato porque tu gato blanco se oculta en ti.
Una iniciación nazi para los altos rangos de la SS era arrancar el ojo de un gato mascota después de haberlo alimentado y mimado por un mes. Este ejercicio estaba diseñado para eliminar todo rastro de venenosa piedad y moldear a un perfecto Übermensch (superhombre). Involucra un postulado mágico muy sólido: el practicante adquiere condición superhumana al realizar algún acto atroz, asqueroso, subhumano. En Marruecos, hombres de magia obtienen poder al comerse su propio excremento.
¿Pero sacarle los ojos a Ruski? Apilar sobornos hasta el cielo radioactivo, ¿de qué le sirve a un hombre? Yo no podría ocupar un cuerpo capaz de sacarle los ojos a Ruski.
¿Entonces quién se adueñó del mundo entero? Yo no. Cualquier oferta que incluya intercambio de valores cualitativos como el amor animal por ventaja cuantitativa no es sólo tan deshonrosa y errónea como sólo el hombre puede, sino también idiota. Porque tú no obtienes nada. Has vendido tu tú.
''Bueno, ¿cómo te arrebata un cuerpo joven, hermoso y pelirrojo?". Sí, El siempre encontrará a un mamón como Fausto, que vende su alma por una correa. Si quieres sexo adolescente, tienes que pagarlo con miedo, vergüenza y confusión adolescente. Para disfrutar algo tienes que estar allí. No puedes simplemente pasarte al postre, queridito.
Y he ahí a mis gatos, ocupados en un ritual de miles de años, lamiéndose tranquilamente después de comer. Animales prácticos, prefieren que otro los provea de comida... hay quienes lo hacen. Debe haber habido una ruptura entre los gatos que aceptaron domesticación y los que no.
No odio a los perros. Pero odio lo que el hombre ha hecho de su mejor amigo. El gruñido de una pantera es en efecto más peligroso que el gruñido de un perro, pero no es feo. La ira de un gato, ardiendo con puro fuego felino, es hermosa: todo su pelo erizado y soltando chispas azules, ojos candentes y rasgantes. Pero el gruñido de un perro es feo, un gruñido de chusma redneck linchante, gruñido de racistas rabiosos... Gruñido de alguien con la calcomanía ''Mata a un marica por Cristo" en su auto, gruñido cargado de autoritarismo. Cuando ves esas fauces estás viendo algo que no tiene cara propia. La ira del perro no es suya. Está dictada por su entrenador. Y la ira de la chusma linchadora es dictada por condicionamiento.
El momento de mimar a un gato es cuando está comiendo. Ese no es el momento de mimar a un perro. Está bien mimar a un gato dormido. Se estira y ronronea en el sueño. Mejor dejar a los perros dormidos. Recuerdo en un festival de poesía en Roma, cuando John Giorno y yo bajamos a desayunar. Un perro estaba durmiendo en el descanso.
''Este perro es muy amiguero", dijo John, y se agachó a acariciar a la bestia, que gruñó amenazadora mostrando sus dientes amarillos.
Por largo tiempo no dejé entrar a Ginger en la casa, pero tuvimos una onda fría de quince bajo cero y cuando la temperatura bajó de veinte, acechado por el pensamiento de encontrar su cadáver congelado en el porche, la tuve que dejar entrar. Ruski no asomaba ni la nariz a la puerta. Su segundo embarazo fue en el invierno siguiente y tuvo a los gatitos en la casa, en una canasta que preparé para ella. Y por supuesto se quedó a cuidar los críos. Regalé dos cuando los gatitos cumplieron diez semanas. Y Ginger seguía buscándolos y llorando de cuarto en cuarto, mirando bajo la cama, bajo el diván. Decidí que esto no lo podía hacer otra vez. Durante siglos Ginger había estado pasando por esto.
Soy perrera, poco amiga de los gatos. Quienes tienen uno lo defienden a muerte, como mi amiga Juany. Me siguen sin gustar los gatos pero sí me gustó y me pareció EXCELENTE este relato, donde desde la simpleza de quien cuenta como al pasar, como quien no quiere la cosa destila una crueldad. Lo que supongo verdad de la anécdota del personal de alto rango de SS me dejó sin aire. Estilo en este escritor, felicitaciones a la revista por esta entrega.
ResponderEliminarLily Chavez
Buenísimo este texto. Es la primera vez que leo algo suyo , no sé si tiene un estilo pero es muy bueno. Eugenio
ResponderEliminarCOMO CALIFICAR ESTE TEXTO, LA PLUMA DOMINADA, IRÓNICA, CREATIVA DE ESTE TALENTOSO ESCRITOR DEJA DICIENDO, QUÉ BUENO!!
ResponderEliminarEDGAR BUSTOS
Siempre disentí de Burroughs por este texto, quizá la idea del superhombre implique también discriminar una especie en favor de otra, por lo demás está bien escrito. Me quedo con El almuerzo desnudo y/o con Junky dos entretenidas novelas del autor profelinos. Carlos Arturo Trinelli
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