POESIA - POETA DE POETAS: MAXIMO SIMPSON
Máximo Simpson |
El jueves 2 de este mes conversamos con Máximo Simpson. Como es habitual en esas charlas (largas, con humor y desgarro, tratando de arreglar un mundo desquiciado que no tiene arreglo) nos abrazamos como dos esotéricos fantasmas con ocasión de nuestros respectivos onomásticos (octubre / noviembre distanciados entre uno y otro por 25 días...). Nacimos en los días del comienzo de la gran crisis mundial de 1929. Nos conocimos en Caballito, dónde si no, en la casa de Pedro Orgambide. La vida nos abrió caminos diferentes (fue en 1947, año de grandes cambios en la Argentina), y nos reencontramos en mayo de 2004 cuando Ernesto Bavio y Andrés presentaron un libro conjunto:
A + B MEMORIA COTIDIANA. Con dos vidas paralelas en el tiempo pero diferencidos en la acción y los lugares. Tratamos de recobrar el tiempo que se fue y se forjó un reencuentro que no recupera pero aproxima tantos recuerdos...
Para festejarnos a los 81 pirulos, y como obsequio para este "fuera de serie", publico el poema que escribió Máximo en recuerdo de su padre, don Elín Simpson. Desde el alma, querido amigo.(A.A.)
CANCION DE DON ELÍN
Pero, ¡qué se hicieron las nieves de antaño?
François Villon
Yo vi una melodía ahogada en alta mar,
un arpegio sonámbulo, exiliado,
ya ciego entre los pájaros,
y un piano derribado en la intemperie,
y un músico extraviado por las nieves del tiempo.
Yo he visto todo eso, pero dónde,
¿dónde andará mi padre, don Elín?
Yo vi una melodía ahogada en alta mar,
vi un caballo sin alas,
un fuego sin calor, un río sin orillas.
Yo he visto todo eso, pero dónde,
¿dónde andará mi padre, don Elín?
¿Está reconstruyendo los rotos mecanismos?
¿Está bebiendo luz, prepara sus maletas?
Yo vi una melodía ahogada en alta mar,
vi un sueño que corría hacia el abismo,
vi un zapato perdido,
una paloma herida convocando a los ángeles.
Yo he visto todo eso, pero dónde,
¿dónde andará mi padre, don Elín?
¿Cómo hará en las mañanas para entornar las puertas?
¿Cómo hará por las noches para inventar las flores?
Yo vi una melodía ahogada en alta mar,
Yo vi una copla exhausta, despoblada,
una trova, un acorde, una rapsodia
sin violín, sin garganta.
Yo he visto todo eso, pero dónde,
¿dónde andará mi padre, don Elín?
¿Dónde andará?
Ay, yo vi una melodía ahogada en alta mar.
(De Alrededores, 1999)
¿Qué decir de él, si toda su persona está vestida de profunda poesía y suena, en su silencio, " como un rojo violín desorbitado? Decir que, al leerlo, siento que su palabra - que ha trascendido por merecimiento y a través del tiempo la tierra americana - es un abrazo abarcante que provoca en otros y en mí - al leerlo - transformaciones al principio casi místicas, para sentir luego en la piel una sensación extraña, como si unas manos de fuego dibujaran caligramas en mis propios dedos, en mi alma. He leído infinitas veces a Máximo Simpson, siempre vuelvo a él. Lo conozco personalmente, su mirada, su voz, estuve sentada a su lado ( privilegio no olvidado) y he vivido el casi misterio de su figura y su obra, imposible de conseguir. Su obra: vivencias de simple e intensa belleza, de estilo delicado, exquisito. Versos elaborados con soltura expresiva, con dominio de estilo, maestría en el tono, versos por los que transita una vida construida en el dolor, a cal y canto: "¿ dónde están las pisadas de mis pasos/ dónde están las miradas que dejé por el aire? - dice y yo, en honor a su talento creativo, a su extraordinaria condición de poeta, quiero contestarle con sus propias`palabras que: "Has roto fronteras/agregaste viento al viento/ atravesaste puertas y ventanas / te subiste al mangrullo de la tarde" y allí estás, allí estarás con tus versos al viento, iluminando la hora de los que sabemos descubrir e intuir tu íntima y verdadera esencia de poeta. Susana Zazzetti.
DE LA CASA Y OTRAS VISIONES (1995)
Sonata
Toca el violín la casa,
se asoma de sí misma,
se sale de la casa,
y le atraen vacíos hacia arriba y abajo.
Toca el violín la casa,
tiemblan sótanos negros de cólera indecisa,
tiembla toda la casa con su gran cuerda humana
cuando suena el violín violento de la casa.
La casa tiene lámparas votivas,
roperos tristes,
ventanas que miran hacia dentro.
La gotera
La gotera caía
sobre el pan,
sobre el tiempo.
La gotera caía como salmo insensato,
como loco aleluya,
como lento gorjeo,
como un aria indecisa.
Y la gotera hablaba en medio de la noche,
era un ala que rozaba los días.
La gotera caía como terca amenaza,
se metía hacia dentro,
en la médula misma,
en el cogollo herido,
en las uñas dormidas,
en el cuaderno niño entre las letras,
adentro de la pulpa,
adentro de la vida.
La gotera caía
sobre el pan,
sobre el tiempo.
La baldosa
Esa baldosa rota con su pequeño charco
vive en medio del patio
como un falso profeta.
Esa ínfima ruina,
esa grieta del mundo,
ese fracaso de la vida que ya toca sus bordes,
esa breve fisura es un aviso,
una señal dejada como por puro azar.
Esa trivial metamorfosis,
Ese ex abrupto de agua
que como un charco de locura
desafía la calma de las flores,
es nada más que eso: una provocación,
un torvo golpe al aire de la casa.
El comedor
Destemplado,
aterido,
sin cubiertos, sin sillas,
sin ventanas, sin flores, sin paredes,
sin mesa horizontal,
al borde del abismo.
Un aire de nostalgia lo llamaba,
una atmósfera oscura de duelo subrepticio,
un aria como endecha.
El comedor huía hacia el ocaso,
hacia un país soñado,
hacia el día siguiente.
Las sillas
¿En qué lugar,
en qué rincón,
esperaba una silla replegada
bajo viejos papeles,
sepultada
bajo trajes y alambres?
¿Dónde cuatro soportes
para la hora de comer,
de gritar en voz alta?
¿Dónde el sitial,
dónde la comisura,
el fundamento para subir al aire,
para resistir?
Aparejo remoto de la casa,
pilar inaccesible:
de pie toda la vida desde niños,
entre sillas difuntas.
Las visitas
Las visitas llegaban,
pero entonces la casa se escondía,
se ocultaba a los ojos,
a las manos,
se cubría con trapos, con rubores,
con puertas, con ventanas,
con largos ademanes,
y sacaba las sillas a la calle,
los retratos quebrados,
los desvelos.
Comensales a oscuras,
inspectores de muebles recelosos,
turistas extraviados,
las visitas comían a la orilla
de una mesa inasible.
Los adultos
Lentamente ascendían,
y con la mano apenas,
con el pie,
con la voz,
con la dulzura,
defendían la hora diminuta,
el efímero cielo,
el escaso rocío,
el canto ya inaudible de un pájaro extraviado.
Entre gestos confusos se aferraban a uñas,
palabras,
torbellinos,
manoteaban el aire,
discurrían,
y miraban entonces desde lejos,
desde aquella frontera intolerable,
desde viejas orillas del recuerdo.
Asidos a la precaria luz,
lentamente se iban,
y yo soy aquel niño que espera su regreso.
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Excelente poeta. El acertado comentario de la poeta Susana Zazzetti respecto de la trascendencia del pensamiento poético en Máximo, o sea su universalidad, me ha hecho reflexionar.Pienso que, la identidad se construye permanentemente. Por eso considero que su pensamiento, el de Máximo, es ricamente americano.Una América que ha permitido fundir los tiempos y los espacios.
ResponderEliminarGracias a Artesanías por estos fructíferos encuentros.
Ofelia
MAXIMO SIMPSON, GRAN POETA. HOY CASUALMENTE RELEIA UNOS POEMAS DE HEVE SOLVES , EL FIEL DE LA MEMORIA, ILUSTRADO POR MAXIMO, SON COMO POSTALES ADOSADAS A LAS PÁGINAS, UN TRABAJO MUY MERITORIO EN ESTE POEMA QUE TAMBIEN DICE VISUALMENTE. EL PRIMER POEMA, A SU PADRE, RECIBE EL AGRADECIMIENTO DEL CORAZÓN.
ResponderEliminarEDGAR BUSTOS
SEÑOR DE LA POESÍA, POETA,"" VÍ UNA PALOMA HERIDA CONVOCANDO A LOS ÁNGELES"", SE PUEDE ESCRIBIR ALGO MÁS HERMOSO? DUDO.FELICITACIONES A LOS CUMPLEAÑEROS Y GRACIAS POR ESTA POSIBILIDAD DE LEER GRANDES AUTORES DE NUESTROS DÍAS. UN ABRAZO A TODOS. MARTA COMELLI
ResponderEliminarElín, que nombre calido. Y qué poema hermoso dedicado a su padre. Artesanías siempre ha provocado estos encuentros con la palabra de Máximo Simpson que debemos como lectores agradecer. Es poesía de excelencia.
ResponderEliminarAndrea Casas
A mí Máximo Simpson "me puede" y suena peligroso que una mujer le diga eso a un hombre pero lo digo por todo el afecto que el me provoca. Lo veo en esa foto y diría Aldao, temo que se me piante un lagrimón.Extraño la calidez de su casa solariega,verlo mirar los cuadros, mostrando alguna pintura...lo bueno es que momentos e imágenes como esa no parten de uno nunca. Además, están sus libros, esos poemas a los que se vuelve todo el tiempo.
ResponderEliminarUn abrazo Máximo
la cordobesa
Lily Chavez
Desde una orilla cada vez más lejana y brumosa,
ResponderEliminarsiluetas que pierden su contorno y se difuminan...
fruncimos la frente y apretamos los puños
y entonces los recuerdos surgen impacientes
en las calles encantadas de Caballito Norte
Homenaje a nuestras charlas, Gran Poeta
Andrés