JOAQUÍN GOMEZ BAS
EL HORNO -
Era un invierno criminalmente frío. La idea se le ocurrió al abrir la tapa del horno y sentirse envuelto en una ola de aire caliente, achicharrante. Sería un verdadero negocio envasarlo y venderlo.
Lo puso en práctica en seguida. Salió a la calle con un carrito de mano y casa por casa fue adquiriendo a precios de pichincha centenares de botellas vacías. Ya en su casa, encendió el gas del horno y aguardó a que se elevara la temperatura interior. Cuando consideró logrado el punto conveniente, abrió, metió la cabeza dentro, aspiró el aire abrasante y lo sopló en la primera botella, que tapó ajustadamente con un corcho. Repitió el procedimiento con unas cuantas y salió a venderlas.
Hizo un negocio redondo. Las vendía en cajones de doce botellas cada uno y no daba abasto. Lo único en contra era que de tanto meter la cabeza en el horno había perdido, en reiteradas chamusquinas, el pelo de la cabeza, de las orejas y del bigote. Sin embargo, no desistía. Ganaba mucho dinero. No era cuestión de abandonar semejante ganga por pelos de más o de menos.
Un día sintió cierta picazón en una oreja y al intentar rascársela se le desprendió convertida en ceniza. Lo mismo le paso con la otra a la semana siguiente, y más tarde con la nariz, el cuero cabelludo, la piel de la cara y los párpados. Inexplicablemente, conservó hasta el final los labios. Cuando éstos también se le cayeron le resultó imposible soplar el aire caliente dentro de las botellas. Y se le acabó el negocio.
Muy bueno. Me hizo acordar a esas historias de inmigrantes que contaban mis padres y mis abuelos, y que en algunos casos tenían mucho de sus propias vidas, donde los protagonistas ponían toda su inventiva para "hacerse la América" , dejaban la osamenta en esos proyectos y en una de esas despertaban en el cementerio.
ResponderEliminarCristina
Cristi, en serio te recuerda a historias de inmigrantes? , entre cómico, terrible, humor negro, una mezcla para mí. Lo que no se puede poner en duda es que el autor lo hizo muy bien.
ResponderEliminarLily Chavez
Claro que lo hizo muy bien. Me encantó. Me hizo acordar esas historias aunque no sé si tiene mucho que ver. La memoria aparece de pronto y se asocia con lo que le conviene sin que una , aparentemente, tenga mucha participación.
ResponderEliminarchau Lily
Cristina
Un relato original. En estos tiempos de crisis (similar a los inmigrantes) no se les ocurra hacer ese tipo de negocio. Es verdad Cristina la memoria no pregunta, aparece. Abrazos. ameliA
ResponderEliminarEl autor de Barrio Gris, La Gotera y otros es uno de los grandes olvidados de nuestra literatura en este cuento usa el grotesco para deslizar una moralina apropiada, muy bueno el rescate del editor, Carlos Arturo Trinelli
ResponderEliminarSí, grotesco por demás. Negocio que se hace cenizas en una metáfora de la estupidez humana. Me cuesta parar de reírme con este cuento. ElsaJaná.
ResponderEliminar¿que tipo de texto es?
ResponderEliminarcuál podía ser le tema texto
Eliminares una fantasía irónica, como decir no importan los medios para conseguir el fin....Hay muchas personas que triunfan económicamente pero se consiguen una úlcera o algo pero por el camino.
Eliminarcomo se podría considerar la actitud del hombre.?? respondan
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