domingo, 12 de diciembre de 2010

Gregory Corso



Nació el 26 de marzo de 1930 en Bleecker Street, en el corazón del Village.  Sus padres eran de origen Italiano. Cuando Gregory nació sus padres eran unos adolescentes. La madre apenas estuvo un año con el recién nacido y luego se marchó de nuevo Italia. Como su padre no tenía la edad suficiente para tenerlo el niño fue entregado a un orfelinato. Su niñez transcurrió de orfanato en orfanato. Este peregrinaje duró hasta que Gregory cumplió los 11 años. Su padre volvió a contraer matrimonio y lo trajo a vivir con él. Todo marchaba de forma histérica en la casa y el chico con apenas 13 años emprende el vuelo. Su padre se dispuso la tarea de encontralo y lo trajo de nuevo a  casa. A los tres meses volvió a fugarse. Huyó repetidas veces y en todas volvían a capturarlo. Ante esta manía de fuga del chico lo internaron en una clínica de observación siquiátrica.  Pero Gregory Corso era un caso perdido.  Era un chico malo, un rebelde sin causa. Comenzó a robar. A los 17 años fue sentenciado por robo y fue a parar a la prisión de Clinton State. Pasó allí tres años. Durante su condena se dedicó a leer con voracidad los libros de la biblioteca de la prisión.
De nuevo en la calle respirando el aire del que no tiene muchas oportunidades fue de un trabajo a otro. Bracero, reportero y hasta marinero. La musa ya le rondaba por ese entonces. A finales de los años 50 conoció, en la Universidad de Columbia, a Allen Ginsberg, quien enseguida se percató de la buena madera poética de Corso el cual mezclaba en sus textos poéticos el lenguaje áspero del hombre trajinado en la calle con las chispas estéticas de Emily Dickinson y la emblemática concreción de la poesía japonesa. Se entabló una buena amistad y ambos comenzaron a ofrecer recitales. Se cuenta que en uno de dichos recitales Kerouac no pudo contener la risa ante a improvisación poética-actoral de un Corso con pinta más de caletero de puerto que de poeta. Su primer libro "Vestal en Brattle y Otros Poemas" le siguió "Gasolina", publicado por Lawrence Ferlinghetti en San Francisco.  La poesía de Corso es escueta y con una música especial canta las delicias de su entorno cultura


Poeta hablando consigo mismo ante el espejo 

Sí, Soy yo 
Esta caza de mí 
se ha transformado en algo evidentemente absurdo 
creyendo que cuando yo 
era perseguido 
no sólo me encontraría a mí mismo 
sino también a todo un rebaño de yoes 
yoes pasados, yoes futuros 
un carro cargado de ellos 
y todos estos años 
y adónde he llegado 
en este punto del tiempo 
éste no es el mismo espejo 
que contemplé hace años 

Es el espejo que cambia 
nunca el pobre Gregory 

¡Hey!, en la vida 
Donde fui, fui 
Donde me detuve, me detuve 
Cuando hablé, hablé 
Cuando escuché, escuché 
Lo que comí, comí 
Lo que amé, amé 

Pero que puedo decir acerca de 
adonde fui, no fui 
adonde me detuve, continué mi camino 
cuando hablé, escuché 
cuando escuché, hablé 
cuando ayuné, comí 
y cuando amaba ... 
no deseaba odiar 

Ahora veo a las personas 
como las ve la policía 

También veo a las monjas del mismo modo 
en que veo a los hare-krishnas 

No tengo representante 
me disgusta la idea de un poeta con representante 
sin embargo Ginsy y Ferli, tienen uno 
y hacen pilas de plata con ellos 
se vuelven más famosos también 
Quizás debiera contratar un representante 
Wow! 
De ningún modo, Gregory, quedáte 
En la cercanía del poema 

Versiones de Esteban Moore

2 comentarios:

  1. Esteban es un excelente traductor y esta vez apreciado editor de Artesanías, no conozco o no recuerdo el autor. Con una dura hisotira y una poesía que me gusta...quédate en la cercanía del poema, qué bello eso.Muy bueno.

    Lily Chavez

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  2. SOMOS DOS APRECIADA LILIANA Y ESO ESTA MUY BUENO. VAMOS SUMANDO CONOCIMIENTOS. ME GUSTO LA POESIA DE CORSO Y MUY INTERESANTE LOS PORMENORES DE SU VIDA.

    EDGAR BUSTOS

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