domingo, 14 de noviembre de 2010

Emma de Cartosio





Nació en Concepción del Uruguay, Entre Ríos en 1928. Poeta, cuentista, ensayista y docente. Egresó de la Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata.  Viajera incansable visitó Europa, África, Medio Oriente y numerosos países latinoamericanos. Ha publicado: Madura Soledad, 1948; Antes de tiempo 1950; Cuentos del ángel que bien guarda,1958;  El arenal perdido, 1958; Elegías analfabetas,1960; Tonticanciones para Grillito, 1962; La lenta mirada, 1964; En la luz de Paris 1967; Cuando el sol selle las bocas 1968; Contes et récits de La Pampa, 1971; Cuentos para la niña del retrato, 1973; Cuentos del perdido camino 1976; Automarginada 1980; Allá tiempo y hace lejos, 1993. Fue Faja de Honor de SADE, Argentina 1948 y en 1993.  Fondo Nacional de las Artes 1962 y 1968. Premio Accésit Leopoldo Panero, España 1967 y Premio Trayectoria , Gente de Letras de Buenos Aires 2000; entre otras distinciones. Fallece en el 2001 a los 72 años de edad.


EL ROSTRO
 
Y un día la adultez comienza a repetir
inocentemente esa actitud habitual en los niños
echarse de bruces sobre un mapamundi: el césped
o el frío tabernáculo de las baldosas en verano.

Echarse de bruces a mirar tierras y mares,
la liturgia del instinto en las hormigas
o el vegetal santo y seña del misterio sobre el patio.
Echarse de bruces a mirar el acaecer
de los juegos impuestos por Algo o Alguien.

Mirar el espacio, al tiempo con los antiguos
inocentes ojos, mientras el muro de la soledad
reverbera hasta fingir otro cristalino e impenetrable.
De pronto, caen los muros de luz bajo
la imperativa noche de la ternura humana
traída por una piel que echada de bruces, junto
a la nuestra, mira sin ver lo que sin ver
miramos.

Manos o raíces, filones o galaxias: mímica
perecedera del Eterno Rostro que nos miró de frente
el día en que nacimos y que de frente y silencio
nos mira cuando el amor nos echa de bruces y amamos.

 (De: El arenal perdido, 1958).


AROMA A PARAÍSOS

El aroma a paraísos subía de nuestros frágiles
cuellos porque enhebrábamos sus lilafores, con amor
de joven padre que teme herir hasta con su sonrisa al hijo.
Era el verano alrededor de nuestra niña piel
aún no tatuada por contentos y desazones que vendrían
más tarde, con rigurosa precisión de mecanismo perfecto.
Era la dicha de aún no ser humanos, sino niñez a secas
que combina armónicamente espacio y tiempo, unidos
con el ajuste del oxígeno al hidrógeno en el agua.
Era un cierto desgano en obedecer órdenes y prejuicios
porque éramos libres aunque se nos sujetase a normas
que violábamos sin negra culpa ni grises arrepentimientos.
Éramos la infancia borroneando palotes y letras
en el gran pizarrón de la madre Tierra, mal leidos
por los adultos que todo lo disecan y estudian.
Sí, la infancia era flores de paraíso en torno
a los frágiles cuellos, a los alocados proyectos
que enfrentaban a los mayores que no podían maniatarnos.
Era el reino del dulzón aroma color lilazul intenso;
de la mágica complicidad con animales y vegetales,
sin aún enterarnos que moriríamos en adultos
semejantes a los padres los tíos los abuelos, la gente.
Era el paraíso y las flores de paraíso.

 (Inédito, Publicado en Diario La Prensa, 20.10.95)


DÍAS DE SALIDA

 Del brazo de la mujer madura que teme a sus hijos
del brazo del hombre que me ama y quisiera amar
del brazo de alguien que se mira a sí mismo en mí
del brazo de mi brazo que lo da a mi madre muerta
                            salgo a las calles
me enloquece la locura razonada de los cuerdos
los escaparates con maniquíes de mirada fija
la gente con pintados ojos de marioneta
las despiadadas langostas humanas que me devoran
                            y regreso al Instituto
del brazo de un temor que no se atreve a confesárselo
del brazo de una ternura que acepto y no sé retribuir
del brazo del egoísmo que ensaya múltiples espejos
del brazo de la única para quien nunca crecemos
                             y aúllo
                             sin garganta
                             sin voz
                        aúllo
                        aúllo
                        aúllo.

º º º º º º 

7 comentarios:

  1. No entiendo como no se difunde poetas que no pueden pasar desapercibidas como en este caso. He leído bastante y sin embargo no conocía esta autora que me pareció bella ella, bella su poesía.Muy bueno su enlace de palabras, engarce de piezas para lograr una joya. Buena, muy buena. Felicitaciones a la revista por este rescate.

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  2. Perdón, he olvidado poner mi nombre en el comentario.

    María Esther Martinez

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  3. Me ha sorprendido gratamente esta autora entrerriana y tengo que decir que tampoco la conocía y sin embargo, es increíble la trayectoria que tiene, los trabajos editados.Y qué lindo rostro, parece esas mujeres que hicieron furor en el cine de otros tiempos. La liturgia del instinto en las hormigas., qué cosas dice. Anoto su nombre.

    lily Chavez

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  4. Estoy recorriendo el material publicado de arriba abajo: creo que publicar a tan variada serie de poetas de otros tiempos, asfixiados en la maraña de poetas actuales, y cuya calidad reconocen lectoras de la revista, es como una re valoración de la historia poética.
    el editor

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  5. Por supuesto, digo cuando leo lo que puso el editor, esta buena toda difusión, pero que no se pierdan los interesantes poetas de otra época, cuya calidad no puede ser desconocida, por algo fueron grandes. Tampoco conocía a esta autora, y quedé queriendo más de ella. Excelente.

    Andrea Casas

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  6. Me rindo! Tampoco la conozco y es buenísima. Hoy tengo un poco más de tiempo pero no siempre es así y cuánto de estos autores se me habrán pasado. Lamentablemente uno no puede leer todo lo que quisiera.

    Lalo Ledesma

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  7. Una bella fotografía y su poesía increíble. No la conocía para nada. Joyitas como dice alguien en otro comentario.
    Felicitaciones a la revista por la publicación

    Mariano Lazarte
    Arriba Junín!

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