Norberto Codina
(Caracas, Venezuela, 1951). Poeta y editor. En 2002 mereció el Premio de Periodismo Cultural José Antonio Fernández de Castro. Publicó en 2004 una antología de su poesía, Los ruidos humanos (Ediciones Mucuglifo, Mérida, Venezuela), y en el presente año aparece Caligrafía rápida (prosa varia, Ediciones Loynaz). Los poemas que publicamo pertenecen a su libro Convexa pesadumbre, próximo a salir por Letras Cubanas. Artesanías
Como escribiera el clásico… La historia no es más que la entonación diversa de algunas metáforas. ¿O es la rebeldía contra el déspota que administra la absolución? La rebeldía contra los que tienen el lujo y la soberbia de las respuestas. Tomamos partido por el bando de los tísicos, los surrealistas, Belcebú, la quebradura del tiempo. La división natural entre el que responde y el que interroga ese deslinde que se interpone como animal mutante entre el espacio del discovery y la tierra brumosa reptando hasta lo desconocido como el junquillo en la hoguera. Incómodo, insurrecto, tonto, maniático de Rimbaud y Pessoa por el sagrado desorden del espíritu. En esa paráfrasis que se descompone donde lo prohibido es lo divino. La palabra diamante en la lengua se convierte en universo, Biblia, Corán, Caja de Pandora, intervención poética resquicios y puentes, laberintos, socorrido desarraigo del silencio y la diáspora. Y la historia es, como la poesía, ante todo incertidumbre. De vísperas, + hambruna, soliloquio Soy como un antiguo escriba insepulto mísero sujeto para la curiosidad de los científicos sin herencia ni sueño donde el azar se cruza con el cadáver de su rey. Y no le reconocen aquella última estancia con el rencor, el celo, la lujuria las únicas propiedades que no pudieron quitarle en la resplandeciente naturaleza del río. Iluminados quedaron los dibujos de muchachas-sílabas, de amigos-colegios de lecturas dispersas en el fuego y dudas en la superficie de tu cuerpo. Imagen de la torre, del templo, de las ruinas donde el rey y el obispo se confunden sobre mapas mutilados ala y bronce del cartógrafo la nave costumbre que perdió en su vientre. Y siglos después fue la bitácora de toda una familia desafiando con sus fracasos y alumbramientos al Gran Arquitecto, a los ciclones del Caribe vértigo sobre sí mismo al hacha del destino y a los vientos que todo lo estremecen. Ni escriba ni rey. Sólo se salva el cadáver del mulo que reposa sin remordimientos. |
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Mis respetos, Norberto Codina. Casi no hay un solo verso que, en sí mismo, ya no sea una maravillosa descripción encerrando su propia historia. Las palabras no se pierden, se aprovechan una a una de las otras. Profundidad. Intelecto. Conocimiento. Definiciones. ElsaJaná.
ResponderEliminarElsa ha dado una definición muy interesante sobre la poesía de Norberto. Me gustó muchísimo, y como ella pienso que se hacen imperdibles algunas frases y algunas palabras que ya sueltas se colocan en la cima del lenguaje. Me dejo envolver por los tres versos finales de la entrega. "Ni escriba ni rey. /Sólo se salva el cadáver del mulo / que reposa sin remordimiento". Buenísimo esto.
ResponderEliminarFelicitaciones por la publicación al autor por cierto.
Lily Chavez