CRISTINA VILLANUEVA
Una casa que habla*
a los que alguna vez la escucharon
La muñeca de Chiapas recuesta su desamparo descalzo y seco en la seda de un títere de la costa Caribe. Se oye el silencio de los indios, años de piedras, ojos duros.. De pronto la casa se levanta en voces. Hay una reverberación de idiomas que crecen, una revolución casi. Títeres y pasamontañas, México y Colombia, Leggere que nos cuenta acerca de la lectura, en italiano. Un gallo portugués, cantan los pájaros del árbol de la vida de Guatemala en maya. Calvino, su jardín bifurcado de raíces Borgianas. Cuba, sus banderas todavía sin amos. Mundos en el espacio, todo en un punto, Aleph , reunión de amigos, diario de viajes a través de objetos , caos de un diccionario de derroches visuales Tranvía de San Francisco, París, translucida de jardines impresionistas, caballeros medievales sicilianos. Un rey de Austria con su manto de terciopelo rojo, el títere checo llamando a la invencible magia blanca de Praga. Los caballeros con yelmos, corazones de metal que protegen a la muñeca húngara de la sencilla belleza de sus bordados. Key west tan cerca y lejos de Cuba. La inocencia de Bahía con sus mujeres de Blanco, desbordantes de mares y caderas. Una pareja de novios entre las flores ingenuas de un país que ya no existe. Mezcla de alegría y sueños, alegría de lo real maravilloso.¿ Qué es verdad qué ficción. en la imaginaria vida de maracas, ángeles, muñecas rusas, camioncitos de América colmados de gente y de animales?Qué hay de vida o de sueño en la mariposa chorreante de color de Portocarrero, en ese Diego Rivera rompiendo en arte piñatas y sentidos. En tu voz leyéndome desde ese abrazo que parecía indestructible y en las lámparas maravillosas a las que les pido que junto a las flores del mantel de Guatemala me salven, por un rato al menos, del desnudo, despejado, orden de la muerte.
*de Cristina Villanueva. libera@arnet.com.ar
Cristina despliega sus conocimientos con ingenio, nos lleva suave desde un muñeco, a una sensación, o una ciudad escondida en el tiempo y rescatada. Nos desacomoda los sentidos con un final precisamente así, sentido, fuerte, contundente. Me gustó mucho.Felicitaciones. marta comelli
ResponderEliminarEsplendorosa esa casa. Encantadora imaginación la tuya, Cris, derramada en tus letras. Gracias por compartir. SALUDOS.
ResponderEliminarMARITA RAGOZZA
Exhuberante como siempre, bella.
ResponderEliminarBesos, Marta
La imaginación fue primero y con ella formó su casa. Todos esos retazos de mundo pueden recorrerse donde ella habita. Una se sienta en el baño y en lugar de quedar con la mente en blanco como por lo general ocurre en los baños, se puede descubrir un extraño peine de cuentos de hada, pasas a la cocina y mientras preparas el café ves un afiche de La Bodeguita del Medio, entre otros recuerdos, vas al comedor y te encuestras con ese bello mantel de flores mayas y digamos de paso...muchas tazas que los recuedos han dejado sin otro lugar donde habitar. Vas a escuchar algo de música y cerca de la radio y de la computadora está el camioncito cargando pequeños luchadores de Chiapas. Sí, la casa habla , yo la escuché
ResponderEliminarCristina Pailos