LA COLUMNA AMARILLA (TERCERA ÉPOCA)
Puta
Por Antonio Pippo (LA REPÚBLICA – Montevideo)
Si pudiese, la votaría.
En Brasil, una mujer que ejerció la prostitución y hoy dedica afán a la prevención del sida y a la defensa de los derechos de las trabajadoras sexuales, presentó su candidatura a una banca legislativa.
Su slogan es la primera listeza que se disfruta porque yo, al menos, soy dichoso si veo inteligencia en los demás-: "Puta diputada". Ciertamente, hay ironía que fulgura, ya que en el habla popular de origen portugués, la unión de tales sustantivos se puede entender como "flor de diputada".
Nada de tonta ni distraída tiene la señora. Es bastante decir si se la compara con colegas femeninas que vegetan, desde hace años, por los laberintos del apodado "poder medio", ése que se asienta en los parlamentos y municipios.
Así que, querido lector, primero que otra cosa tenga por políticamente inteligente, astuta y divertida a esta mujer de cincuenta y nueve años, que reivindica su legítimo derecho a la inserción en el sistema político cortando fino, hasta con un sutil finteo de elegancia que desquicia el cólico que la palabra puta puede causar en algunos vientres morales con estreñimiento.
Interesante mecanismo, la memoria.
Recuerdo una vieja frase de Bertrand Russell, tan propicia que conmueve. Escribiendo acerca de la hipocresía de la llamada "moral tradicional", esa que une los mensajes de la cultura predominante con ciertos valores introducidos durante siglos por la religión, declaró: "Hasta ahora, aunque los domingos se nos aconsejaba que amásemos a nuestro prójimo, durante los restantes días de la semana se nos decía que lo odiásemos; y hay seis veces más días de éstos que de aquéllos".
Hablaba también, obviamente, con su ingenioso estilo, del prejuicio.
Por fortuna, y a partir de múltiples causas que es imposible desarrollar en este espacio, saludables cambios culturales, aunque entre espasmos y ciertos errores inevitables, se están abriendo paso. Nos haría bien a todos advertirlo.
¡Puta diputada!
HABLAR O CALLAR DICE HORACIO CASTILLO
ResponderEliminarPOR ESTA VEZ CALLO.
EDGAR BUSTOS
Las autodenominadas trabajadoras sexuales- no tengo nada en contra de ellas- no surgen por necesidad propia. Ninguna mujer elegiría ser "puta obligada", solo que es un paliativo que a veces sirve para sostén del hogar.
ResponderEliminarNo es una necesidad propia , surgen del perverso sistema en el que estamos inmersos.
Por favor, me adelanto, pueden opinar distinto.
No naturalizemos frases cliches, putas ha habido siempre , por ejemplo.
Mi saludo. amelia
Yo la votaría, Carlos Arturo Trinelli
ResponderEliminarAntonio Pippo es un veterano periodisto de La República. Leo su columna diariamente. Pero este texto, tan sencillamente antivictoriano, con un par de magníficos brulotes para los moralistas que usan el casquete chupacirio, me conmovió... Tal vez como resultado del poema de Leandro Calle. Lo más importante que es definitivamente cierto. También yo la votaría (de Artesanias ya somos dos)
ResponderEliminarNo mi capitán , no se confunda, yo también la votaría.A veces el "puta" está vaciada de contenido. Simplemente quise explicitar que las mujeres no eligen esa situación y aquí la corto. Ya aclaré. Acepto opiniones distintas.
ResponderEliminaramelia
Si, dudé entre escribir algo y callarme. Decidí callarme, pero, no puedo hacerlo por mucho tiempo. Yo la votaría si fuera una buena persona, inteligente, segura de sus objetivos y buscara la justicia. Como no soy hombre, no me siento culpable de que haya putas y por eso la apreciaré o no como ser humano. Ni como mujer ni como ex puta. El texto, muy bueno y da en el blanco. Ester
ResponderEliminarSoy nueva lectora, durante varios días tuve la duda de opinar o dejar el tema así. Al leer en el día de ayer la noticia de los curas pedofilos, corruptores de menores, ante la prescindencia de las autoridades ecleciásticas, comprendí el sentido de ciertas opiniones o de ciertos silencios. Quienes no coocen la siniestra actividad de las redes de tratas, los secuestros de adolescentes y obligadas a prostituírse, degradarse, esta nota del periodista editada en la revista es una nota que abre una discusión entre gente que comprende, ama al prójimo, apoya a los caídos, a las víctimas de la prostitución, y las beatas, los machistas, los explotadores sexuales. A veces me pregunto si vivimos en el siglo 21 o volvimos al siglo 19.
ResponderEliminarmuchas gracias poder expresarme. María Elena